La batalla de Lepanto era la primera
derrota mayor de la flota otomana y tuvo un gran impacto tanto en oriente como
en occidente. El sultan Selim II supo el resultado de la batalla por una carta
de Uluc Ali Pasha el 23 de octubre de 1571 y rápidamente ordenó la protección
de las costas de Peloponeso. Uluc Ali Pacha llegó a Estambul el 24 de noviembre
de 1571. Aunque la batalla estaba
perdida, se valoró el éxito de Ali Pacha con un nuevo título – Kilich “Espada”-
y con la capitanía general de la flota. A causa de la pérdida de casi toda su
flota, el imperio Otomano debía pasar el invierno con la recuperación y
formación de una nueva flotilla. Todos los astilleros del imperio estaban a
cargo de este trabajo. En el verano de 1572 el imperio ya tenía una flota más
grande y más fuerte que antes con 250 galeradas, así que la flota bajo el
control de Kilich Ali Pacha estaba lista otra vez para navegar por el
mediterráneo y conquistar nuevos territorios (Tunis, La Goletta, Creta).[1]
Los imperios del occidente se sorprendieron de esto como es obvio en un mensaje
de un embajador francés: “Already their general is prepared to set out to sea
at the end of this month with 200 galleys and 100 galliots, of corsairs and
others… I should never have believed the greatness of this
monarchy, had I not seen it with my own eyes.”[2]
Sin embargo, lógicamente era muy
difícil conseguir una nueva flota y la construcción costó al imperio otomano mucho
dinero que desencadenó varios problemas:
Primero, aunque el imperio pudo construir una flota tan grande, faltaban
los marineros con experiencia que se murieron en la batalla de Lepanto que
duraría décadas para recuperar sobre el imperio. Segundo, la derrota paró la extensión
otomana por el océano índico e inició varios problemas en los territorios
árabes (Yemen, Omán). Según fuentes, antes de la batalla de Lepanto los otomanos
tuvieron el objetivo de atacar a los portugueses y extender sus territorios
hacia el este, sin embargo este objetivo se hundió por la derrota. Tercero, por
la reconstrucción, el imperio aumentó impuestos en sus territorios lo que
inició disturbios entre la población, especialmente en los territorios
no-musulmanes.[3]
Para concluir, se puede decir que la
derrota tuvo un gran efecto en el imperio otomano. El mito de la invencibilidad
del imperio se desvaneció, y este debió aceptar que también se puede perder una
batalla. Sin embargo, el imperio Otomano siguió adelante con su apogeo
territorial durante el próximo siglo y la Liga Santa nunca llegó a reconquistar
Chipre. En total se puede acabar la mirada turca a esta batalla con una cita de
gran visir Sokullu Mehmet Pacha:
“Vosotros nos habéis
afeitado la barba destruyendo nuestra flota, pero nosotros os cortamos el brazo
derecho cuando os arrebatamos Chipre. Un brazo, una vez cortado, no vuelve a
crecer, pero una barba rapada crece más fuerte.”
[1] Onur Yildirim: “The Battle of
Lepanto and its impact on Ottoman History and Historiography”, en Rossella
Cancila (ed.), Mediterraneo in armi(secc.
XV-XVIII), Palermo 2007, p. 543.
[2] Gábor Ágoston, Bruce Masters:
Encyclopedia of The Ottoman Empire,
EEUU 2009, p. 332.
[3] Onur Yildirim: “The Battle of
Lepanto and its impact on Ottoman History and Historiography”, en Rossella
Cancila (ed.), Mediterraneo in armi(secc.
XV-XVIII), Palermo 2007, p. 544.
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